Salto
Un día salté.
Recuerdo estar sentada
en mi cama como siempre.
Como si la nada y el todo
se hubiesen chocado,
y la explosión me dejó ciega.
No sé si volaba
o nadaba.
Ambas ideas me gustaban.
¿Salté para volar por los cielos,
o salté para sumergirme en las profundidades
de los océanos?
Sólo recuerdo,
o creo recordar
saltar de mi cama.
Salté para dejar de ser yo,
salté porque necesitaba despegarme
de donde siempre estuve.
Las críticas me rodearon
como las personas rodean
a un ser triste.
Me llené de penas
en vez de alegrías.
¿Qué te molesta,
verme feliz?
Pequeño ser,
no eres tan de luz como creía.
Una vez que salté y te dejé
partir,
todas mis penas se fueron contigo.
No tuve penas,
la alegría me rodeaba el cuerpo
y corría en la sangre como los glóbulos.
Me cegó la felicidad antes que tu increíble
manera de cuestionar.
Pequeño ser,
no eres tan de luz como creía.
Desde que salté,
jamás volví a ser yo,
o tal vez empecé a ser como realmente soy.
Quién dice,
algún día saltarás como yo lo hice.
Y ese día,
tú y yo seremos seres de luz.